Tumultuosos tiempos se asoman en el horizonte de la nación. Hace algunos años éramos la envidia de muchos, ahora somos la tristeza de millones de ciudadanos del mundo que se compadecen de nuestro opaco destino. Millones de dólares se esfumaron en manos de la ilusión revolucionaria, orgía de desventuras apocalípticas para inducirnos a creer en una doctrina absolutamente fracasada que jamás comprendió que nunca podrá imponer una idea que lleva explicita la negación de la libertad. Utilizando nuestros recursos petroleros exportaron un modelo que al principio obtuvo avances significativos. Quizás sea nuestra cultural que nos invita a correr tras señuelos que nos construyen mundos idílicos en donde se acicala la felicidad. Venezuela la embadurnaron con los cosméticos de la trampa. El hemisferio tampoco se libró fácil del enamoramiento inicial, paulatinamente fue saliendo del hechizo hasta comprobar que la promesas solo eran una treta para capturar a mentes insulsas, caldo de cultivo para promover la cultura de la venganza, cruel pesadilla que han vivido nuestros pueblos cuando se hicieron coherederos de la superchería totalitaria. Son la izquierda monástica que duerme ojeando a Marx mientras coquetean en las encanecidas barbas de Fidel. Se creen Neptuno cabalgando los mares y océanos sobre hermosísimos caballos blancos, suspiran en las olas mientras maquinan mentiras revolucionarias.
Una republica desvalida. Casi con las esperanzas hundidas en el fondo de un barranco, las piernas entumecidas mientras los ojos desorbitados observan cómo topar para lograr salir de aquel agujero en donde están ahogados los arrestos de una nación que fue deslizándose peligrosamente. Sus dificultades se han multiplicado mientras el Gobierno continúa contándonos una de vaqueros. Sus peroratas en cadena de radio y televisión son como la descripción de un mundo de fantasía. Jamás hablan de los problemas y cuando los tocan es para endosárselos a otros. Ellos son las víctimas de las filosas garras del imperio insaciable, enemigo implacable quien perturba el sueño libertario de la patria. Con esta argucia pretenden maniobrar hasta lograr desactivar al creciente descontento que se cuenta por millones. Ya no son únicamente los sectores opositores que confrontan, son también las bases descontentas del chavismo que ya no soportan las resultantes de una crisis terrible que aborda a todos los órganos del Estado.
Un país de espacio extraviado. Sombríos instantes que perturban sus sueños de progreso. El desarrollo se hace esquivo mientras pasa el tiempo y las cosas se complican. La Venezuela heroica sufre retortijones, padece de conflictos existenciales y políticos. Increíble pensar que esta tierra es aquella que siempre fue vista como una nación de oportunidades. Subrepticiamente el veneno fue ingresando a su torrente sanguíneo hasta contaminar su organismo con toda esa miseria que transforma a hombres en imbéciles. Seres que repiten un boceto hasta el delirio.
Venezuela tirita en el barranco. El sueño de Bolívar hecho patria quiere salir del agujero. Todavía tenemos tiempo de poder levantarla entre todos, sacudirle el fétido lodo y salir adelante…
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Alexander Cambero
Alexander Cambero
El extravío de Venezuela
El Tiempo. Bogotá, 17 de junio de 2014