lunes, 5 de mayo de 2014

Eduardo Semtei: El juez más corrupto del país

Sin temor alguno voy a narrar en forma corta y precisa la historia de este juez corrupto. Su fama es legendaria en todo el territorio. La patria sufre de espasmos y vómitos cuando se pronuncia su nombre. Es el rey de la concusión. Se pasea con sus trajes Armani y zapatos A. Testoni. Usa corbatas Louis Vuitton como el hombre aquel que todos ustedes conocen y que fuese expulsado de la Fuerza Armada por ladrón de cantinas y facilitador de servicios de acompañantes. Un gerente de meretrices. Rival del mismísimo Pantaleón Pantoja. En los corrillos judiciales lo conocen como el Doctor Mordida. No hay nadie que se le escape, excepto si viene recomendado ampliamente, con tarjetica y todo, del palacio presidencial. El fallecido presidente le debía favores. Fueron muchas las llamadas que recibió este malhadado truhán de parte del expresidente.
Cuando apenas comenzaba su carrera de juez, soltó corruptos y traficantes a granel, por cierto llegó al cargo de la mano de un fiscal bandido que ocupó tal puesto hace algunos años. Es el representante genuino de una casta de pillos, de ladrones, de bandidos que se ha apoderado del Poder Judicial. Tiene, por cierto, competencia penal y competencia administrativa y en ambos casos delinque como el que más sin importarle ni la Constitución ni las leyes. Ah, bicho malandro.
En sus años mozos, empezó practicando el cohecho y extorsionando a profesores y compañeros de clase. Mientras tanto el Tribunal Supremo de la República, sabiendo de su existencia, no hace nada para corregirlo y se limita a hacerse la vista gorda ante tan malnacido leyeguelo.
Primero diré su nombre para que él mismo y sus amigos sepan de quién estoy hablando. Se llama Norberto. Vive en la capital. Es evidente, y el Barón de las Coimas, otro de sus apodos, lo grita a todo pulmón, que recibe ciertas llamadas desde el palacio presidencial para favorecer amigos, torcer decisiones, perdonar corruptos, validar vicios, lavar dinero. Es todo un caso y un ejemplo claro de la profundidad del fango pestilente donde ha caído el Poder Judicial de la nación.
Algún día vendrán jueces dignos, verdaderos representantes de la ley, agudos pensadores, hombres de bien, que no solo emprenderán una cacería incansable para llevar a la cárcel a todos estos mañosos de la ley que tomaron por asalto juzgados y fiscalías, sino que rescatarán la dignidad perdida. Si algo hay podrido en la patria es precisamente el Poder Judicial.
Ninguno de los casos de corrupción que le han llegado a sus manos ha tenido un final acorde con la ley, las pruebas, los testimonios y los hechos. No, señor. Norberto, el amigo del presidente fallecido y también del gobierno actual, es una vergüenza continental. La venalidad se ha enseñoreado en el alma del Poder Judicial. No hay quien se salve y cada día la cosa es peor. Solo arrancando de cuajo bandidos y prevaricadores como Norberto puede existir una oportunidad de salvación moral de la nación. Mientras la economía presenta síntomas de enfermedad, inflación, depreciación monetaria, Norberto parlotea con las grandes figuras nacionales. Exhibe riqueza y poder.
Si por algún lado pueden empezar a enderezarse los entuertos de este gobierno que tanto daño han hecho al país es precisamente con un catalizador higiénico de altísimo contenido desodorizante y desinfectante. Porque de lo que se trata, precisamente, es de limpiar la podredumbre que corroe tribunales y jueces. Si una vez hubo una tribu judicial, ahora lo que hay son caníbales sin alma, patotas miserables, agavillamiento despreciable. Qué decir del máximo tribunal, que cada decisión suya no es sino un patético grito apologético a ver si notan quién entre ellos es el que berrea con mayor intensidad y lograr de esa manera que desde el Poder Ejecutivo algún alto funcionario le sobe la espalda y quién sabe qué más.  Es, por cierto, un visitador sempiterno de prostíbulos y bares de lujo. Entra y sale por las puertas privadas del palacio presidencial. Es el hombre de confianza del anterior presidente y de la presidencia actual. Qué inmoral. Esto tiene que acabarse como sea. Su apellido es Oyarbide y es juez en Buenos Aires. (Cualquier parecido con otro país es merita casualidad)

El juez más corrupto del país
EDUARDO SEMTEI
El Nacional. Caracas, 5 de mayo de 2014