No vive su mejor momento la “Mesa de la Unidad Democrática”, MUD, pues, primero,
se comprometió en un diálogo con el oficialismo sin agenda ni plazos para lograr
acuerdos; y segundo, ayer fue denunciada por la Subsecretaria Adjunta del
Departamento de Estado, Roberta Jacobson, de haberle exigido a la Administración
Obama no se le aplicaran “todavía” sanciones al gobierno de Maduro por
violaciones de los Derechos Humanos.
Iniciativa que, de tener una brizna de verdad, es una intromisión flagrante en
los asuntos internos de otro país, mientras se ignora la opinión de las mayorías
opositoras venezolanas en cuanto a lo que piensan sobre tan sensible tema.
Por eso esperábamos del señor Secretario General de la MUD, Ramón Guillermo
Aveledo, una negativa tajante, contundente del señalamiento, y no aquella en que
dijo que “si bien la MUD rechaza una afirmación de ese tipo, no excluía que uno
de sus miembros, de motu propio, hubiese participado en la gestión”.
Porque es que, hasta ahora pensaba que la MUD era un cuerpo colegiado pero
con políticas consensuadas que obligaban a todos sus miembros a respetarlas,
defenderlas y aplicarlas.
Sobre todo tratándose de temas que atañen a la salud de la democracia
venezolana, al combate que debe mantenerse contra sus enemigos y a la urgencia
de que quienes violan impunemente los derechos humanos en el país sean
denunciados, enjuiciados y castigados en cualquier instancia internacional.
De ahí que, sin pronunciarme sobre la veracidad del incidente que involucra a
la MUD y a la Secretaria de Estado Adjunta, Jacobson, si pienso que es otra
prueba de la crisis de identidad que vive la máxima representación de la
oposición nacional, al no convencerse que el gobierno de Maduro es una
dictadura, y que las dictaduras se combaten con todos los medios y formas
disponibles.
@MMalaverM
La MUD y su crisis de identidad
Manuel Malaver
El Diario de Caracas. Caracas, 9 de mayo de 2014