Editorial: Divide y vencerás
EL ESPECTADOR
El Espectador. Bogotá, 7 de abril de 2014
Mientras hoy, en Caracas, siete cancilleres de la Unasur tratan de propiciar el necesario diálogo entre el gobierno de ese país y la oposición, en esta última se presenta un complejo dilema.
Sus dirigentes se encuentran divididos entre aquellos que quieren más protestas en las calles hasta que se vaya Nicolás Maduro y quienes prefieren esperar y obtener apoyos sociales más amplios. Los oficialistas, mientras tanto, se frotan las manos.
No es necesario ser politólogo para comprender a Maquiavelo cuando sentenció: divide y vencerás. En este juego absurdo ha caído la oposición venezolana desde que se iniciaron las protestas hace más de un mes. Leopoldo López y María Corina Machado se han convertido en los dos promotores más visibles del primer grupo, aun a costa del encarcelamiento que viene sufriendo el propio López y la pérdida de la investidura para Machado, amén de la posibilidad cierta de que termine tras las rejas con la persecución que le tiene montada el oficialismo. Desde sus filas, y través de las redes sociales, se difunden señalamientos, no sólo contra el Gobierno sino también contra Henrique Capriles Radonsky.
¿Cómo explicar que en el momento en que deberían estar más unidas, las cabezas de la oposición no aprenden de los errores del pasado? En el año 2000, Leopoldo López y Henrique Capriles fundaron el partido Primero Justicia. López, que era por entonces la estrella en ascenso, se peleó con Capriles y montó tolda aparte hasta que fue inhabilitado por el Gobierno, abriéndole el camino a su contendor. Desde allí arrancaron los roces. Capriles picó en punta al ser designado candidato único y casi derrota a Maduro en las presidenciales del año pasado por un margen mínimo, aunque para sus seguidores hubo fraude. Más tarde, durante los recientes comicios locales, éste los promovió como un plebiscito contra el actual presidente, pero el chavismo ganó cerca del 70% de las alcaldías y amplió la ventaja en un 7% frente a los opositores. Así las cosas, dentro de la Mesa de Unidad Democrática (MUD) comenzó un pase de cuentas contra quien encabezó la estrategia perdedora. Era el momento para López y Machado de regresar a la primera fila.
María Corina Machado fue la diputada más votada en las pasadas elecciones a la Asamblea Nacional. Por lo mismo, quiere tener mayor protagonismo y estar en la fila de los presidenciables. Aprovechando que los estudiantes habían iniciado a comienzos de año manifestaciones en Mérida y Táchira, así como el apoyo que las mismas recibieron en Caracas, López y Machado entraron a encauzar el descontento popular mediante acciones de calle para provocar la salida de Maduro del Palacio de Miraflores.
Capriles ha sido más cauto frente a esta coyuntura. A pesar de que respalda la protesta pacífica y se solidariza con sus dos contendores internos frente a las difíciles circunstancias personales que enfrentan, cree que aquellos que están promoviendo las barricadas le hacen el juego al Gobierno. En una reciente entrevista con El País de España reconoce que las manifestaciones tienen una mayor sintonía en los sectores de clase media, fuertemente golpeados por la crisis actual. Sin embargo señala que si la oposición “se queda en un tema de ‘Maduro, vete ya’”, no va a llegar con ese discurso a los sectores populares. El Gobierno no sólo facilita entonces la división política entre sus contendores, sino la polarización entre las clases media y baja.
No es fácil predecir de momento cuál de las dos estrategias opositoras tiene la razón. Si las gestiones de Unasur cuajan y el Gobierno acepta un diálogo amplio con todos los sectores, ¿qué va a hacer la MUD? ¿Se sumará a las conversaciones o se abstendrá? ¿Cuál de los dos grupos opositores va a ganar el pulso? ¿Quién puede imponer la cordura para que la lucha política sea canalizada contra el Gobierno por vías pacíficas y democráticas, dejando atrás los personalismos? Amanecerá y veremos.