Imaginemos por un instante que una fundación vinculada al partido de Leopoldo López hubiera recibido contratos de millones de euros de España. Ahora imaginemos también que María Corina Machado hubiera recibido del estado español 81 millones de euros para comprar aceite venezolano al doble del precio, sin que María Corina Machado pudiera siquiera honrar ese compromiso.
Imaginemos que en un banco Venezolano se descubrieran casi 100 millones de euros, nada menos que en la cuenta de un ex director de Inteligencia español, cercano al gobierno de Aznar, lo que lógicamente haría presumir un financiamiento indirecto a los políticos contrarios a Maduro e Imaginemos para más colmo que el Gobierno de Rajoy promueve seminarios, foros y demás artilugios propagandísticos de su "verdad revolucionaria" en territorio venezolano, donde funcionarios españoles golpean a cualquier venezolano que se atreva a llevarles la contraria.
Si eso ocurriera en Venezuela, las pruebas de una severa injerencia extranjera, con fines de arrebatarle el poder a los demócratas y organizar una revolución de corte marxista, financiada y registrada en cuentas bancarias por cientos de millones de euros, serian mostradas a lo ancho y largo del globo. Pero eso ha pasado al contrario y el colmo de los colmos, es que los acusados de injerencia extranjera, sean los españoles. Y es que no hay nada que más le guste a los comunistas que la desinformación y en el caso de Venezuela, "la mejor defensa es el ataque".
Por eso Maduro grita que la burguesía, junto a Rajoy, "está pretendiendo hacer contra mí lo mismo que hizo contra Salvador Allende" sin que Maduro siquiera reflexione sobre los errores económicos del chileno. Como bien dijo en su momento el economista Paul Rosenstein: "Allende no murió por socialista, sino por incompetente (..) realizó una sustancial distribución del ingreso que incrementó en forma sustancial la demanda, pero no hizo nada para aumentar la producción y satisfacer dicha demanda. En lugar de ello emitió dinero. Un colapso así era inevitable" (Rosenstein 1974).
Fue lo mismo que descubrió Pinochet al llegar a Santiago de Chile en 1971: "En el país existía una sensación de bienestar (..) había dinero en abundancia (..) incluso algunos que recelaban del régimen comenzaron a creer que se había encontrado un sistema político, que ahora si permitiría a los chilenos cumplir sus sueños mas ambiciosos", pero pronto acabo el sueño cuando se descubrió que el "poder de compra había sido ficticio" porque con "la emisión descontrolada de billetes y los productos controlados, el consumo se desbordó (..) pronto apareció la escasez y la miseria" el dinero sobraba pero no había nada que comprar (..) así apareció el mercado negro donde los productos de primera necesidad se transaban hasta 10 veces su valor" y "el dólar que cotizaba a 12,21 escudos en 1971 se elevó a 100, llegando a los 3.500". Era sencillamente el ABC de la economía pero como la mejor defensa es el ataque, los comunistas en vez de culpar la idiotez económica de Allende, culpó al imperialismo, a los cuatro empresarios que quedaban y a los militares.
Maduro puede compararse mil veces con Allende, pero la verdad es que no queda un solo Pinochet porque gobiernan los militares de izquierda, Nixon ha sido sustituido por un Obama abrazado a los Castro y los empresarios han sido diezmados, por lo que solo queda culpar de la debacle económica, al imperialismo y al racismo de Rajoy.
Thays Peñalver
Maduro y el racismo imperialista de Rajoy
El Mundo. Madrid, 16 de abril de 2015