Hay algo patético en pedir 10 millones de firmas contra Estados Unidos, o en culpar a los laboratorios y las empresas farmacéuticas del estado de la salud en Venezuela. Los dólares que llegan al país han sido pésimamente administrados, durante un tiempo fueron tantos que sobraban. Ya no, y como resultado los venezolanos están muriendo de enfermedades y males fácilmente curables. Faltan hospitales y médicos que están abandonando el país masivamente, porque ganan salarios de hambre como los demás profesionales. Si se calculan los sueldos al cambio oficial, próximo ya a 200 bolívares por dólar, un profesional gana a veces 50 dólares mensuales.
Al gobierno no le queda otro recurso que culpar a la guerra económica de que los venezolanos se estén muriendo del paludismo, o que los mate cualquier infección por la falta de antibióticos. No se atreve a prohibir que emigren a los jóvenes emigrados
Henry Ventura es el cuarto ministro de Salud que nombre Nicolás Maduro en dos años; fracasará igual que sus predecesores: Isabel Urrutia, que ocupó el cargo desde abril de 2013 a noviembre del mismo año; Francisco Almada, que fue ministro de noviembre de ese año a septiembre de 2014 y fue reemplazado por Nancy Pérez, que fue destituida en este mes de marzo.
Ventura no llegará lejos sin medicinas, camas en los hospitales, insumos eleméntales, como guantes, gasas, cuando falta 68% de los instrumentos quirúrgicos, porque Venezuela gasta proporcionalmente menos en salud que Belice o Granada o Santa Lucía.
En el Hospital Universitario dan de alta a los enfermos cardíacos porque les faltan catéteres, una máquina para procesar análisis de sangre, válvulas para el corazón.
Dos años después de la muerte de Hugo Chávez el sistema de salud venezolano está peor que el de algunos países africanos, la economía según el Fondo Monetario caerá 7% este año.
Según un reportaje internacional, “las carencias afectan tanto a los hospitales públicos como a los privados y están alterando drásticamente el acceso a la atención médica de la población, al punto de incrementar las muertes evitables, según doctores y asociaciones médicas.
“Medicamentos desde aspirinas a antibióticos y desde insulina a anestésicos, son escasos. Todo tipo de equipos –máquinas de rayos X, escáneres de ultrasonido y desfibriladores– suelen estar fuera de servicio por la falta de partes para repararlos.
“En poco más de 2 meses, entre octubre y comienzos de enero, murieron otros 12 pacientes internados en el Hospital Universitario que necesitaban cirugía cardíaca.
“De 45.000 camas en los hospitales públicos de Venezuela, solo 16.300 están en condiciones de servicio. Venezuela necesita alrededor de 1.000 millones de dólares al año en importaciones de elementos hospitalarios. Por televisión acusaron de terrorista al presidente del Colegio de Médicos de Aragua, Ángel Sarmiento”.
Firmaremos todas las protestas, pero de nada servirá al que se enferma, por el terrible deterioro del sistema de salud.
La salud no mejora cambiando ministros, lo que no evitará la fuga masiva de profesionales hacia el exterior. Abundan los médicos venezolanos en Chile, Colombia, España y las propias universidades nacionales están siendo prácticamente destruidas por una política verdaderamente suicida.
Le toca a la oposición denunciar el terrible estado de la salud en Venezuela, como lo describe Gustavo Villasmil en su libro Del mal que te vas a morir.
En salud vamos de mal en peor
Fausto Masó
Del mal que te vas a morir
El Nacional. Caracas, 21 de marzo de 2015