miércoles, 25 de febrero de 2015

Eleonora Bruzual: Venezuela hiede a muerte

Desde que a Nicolás Maduro le colocaron en Miraflores ha agravado aún más todos los horrores que nos trajo aquel golpista amoral que tantos apoyaron como si de un “Comodín” para cobrar sus más ruines odios y hacer posible sus más abyectas ambiciones se tratara. Me dirán que soy radical,  y si tener memoria me hace serlo, pues sí, ¡soy radical!
Gracias a Dios tengo una memoria a prueba de prudencia… A prueba de miedos, a prueba de pensados olvidos…
Esa memoria me impide aceptar esas “reapariciones gloriosas” de tantos que culposamente nos trajeron hasta aquí. Este tiempo siniestro donde ser golpista, ser ladrón y ser asesino es una tremenda credencial. Tiempo que debe servir entre otras cosas, para calibrar el daño que causa la impunidad.
Daño que va desde el saqueo total de un país, hasta su conversión en una tumba grandota donde se encuentra la gran cosecha de estos facinerosos rojos: cadáveres a granel, pasando por presos políticos, perseguidos, desterrados, silenciados. Daño quizá irreparable de los valores éticos de un pueblo hoy convertido en turba de malandros y mendicantes.
Es del mundo conocido la criminalidad que con la Peste Roja se implantó en Venezuela. El número de homicidios impunes es brutal y, para no extenderme, me suscribo a la cosecha de febrero de 2015 (por terminar aún) donde sólo en cuatro días del asueto de carnaval, en la ciudad de Caracas, ingresaron a la Morgue de Bello Monte 55 cadáveres, y en 17 días del mismo mes registraron 230 cadáveres en el mencionado depósito. Mes donde Nicolás Maduro y su banda se han soltado el moño y han detenido a Antonio Ledezma, alcalde metropolitano, violando todo procedimiento y toda razón y horrorizando al mundo que parece ver que el castrochavismo no es más que una neotiranía que, ahora desgastada y sin más recursos para poder seguir comprando incondicionales, opta por la brutalidad total y sin disimulos.
Febrero tenebroso donde el estudiante Yamir Tovar desapareció y apareció acribillado igual que los estudiantes de la Universidad de Los Andes, José Daniel Frías Pinto, de 20 años, y Julio Alejandro García Adonis,  de 22, quienes, informaron sus familiares, habían sido detenidos por funcionarios policiales en una protesta y aparecieron en un matorral maniatados, con signos de tortura y muchos tiros en la cabeza. Exactamente como Jhon Barreto (de 21 años), estudiante del segundo semestre de Ingeniería Civil en la Universidad Nacional Experimental del Táchira (UNET), hallado sin vida, maniatado y torturado el viernes 20 luego de desaparecer desde el pasado 6 de febrero. ¿Cuántos más?
Venezuela, donde tener o no tener un celular puede causar la muerte. Estadística donde ingresó este pasado fin de semana el liceísta Gerardo Gabriel Gómez Lugo, tricampeón nacional de Kenpo, cuando viajaba en una camioneta de pasajeros de una ruta caraqueña. El adolescente regresaba  a su hogar luego de entrenar en el gimnasio. Gerardo Gabriel ya no podrá seguir cosechando glorias deportivas porque unos malandros a los que un régimen cómplice no sancionará, abordaron el vehículo robaron bolsos, carteras, teléfonos e informaron que la camioneta iba escoltada y les arrojarían una granada, porque tres motos iban a los lados y uno de los motorizados enseñaba el artefacto explosivo.
Gerardo Gabriel no se opuso, únicamente le dijo a uno de los delincuentes: “Chamo, será que me devuelves la cédula” y el choro le respondió: “No te doy nada, dame el teléfono”. “No tengo”, le contestó. Suficiente para dispararle y herirlo de muerte. El disparo le perforó el riñón, lo llevaron a varios centros públicos de salud y en ninguno había recursos. Murió y su muerte le importa un pito a Maduro, a Diosdado Cabello, a Tarek Willian Saab. Muertes que sin duda acrecientan el terror que esta tiranía asesina ha impuesto. Terror y hambre que sirve a sus planes. Misma suerte pero a manos de un policía del estado Táchira tuvo este pasado martes otro niño: Kluiberth Roa, de 14 años.
Y como el hampa no siempre es solidaria con la Peste, en la ciudad de Barquisimeto (estado Lara), Néstor Alí Rodríguez, hermano de Marisabel Rodríguez, exesposa de Hugo Chávez Frías, recibió un balazo en la cabeza. El hermetismo al respecto no permite saber nada más…
Lo que sí sé es que no he colocado un título tremendista, porque es ésta la realidad junto al acoso a los demócratas en la tiranía que impera en Venezuela. Tiranía, aunque algunos cómplices -muchos “opositores”-  la quieran seguir tildando de “democracia”.


Eleonora Bruzual
Venezuela hiede a muerte
Diario Las Américas. Miami, 25 de febrero de 2015