Como prometí la semana pasada, mi “paseillo” por predios de riqueza súbita, derroche y mal gusto continúa... Quizá no prolongue mucho el tema. En una Venezuela hamaqueada por escándalos diarios, es imposible no cambiar de delito si la idea es ir haciendo recuento de lo que amarga y corroe nuestras vidas.
Hay tanto pillo enriquecido que pueden creerme si les digo que hice papelitos con sus nombres y saqué a ciegas algunos para referirlos hoy. Por ejemplo, uno de los generalotes, Alcalá Cordones, no sé si Carlos o Cliver, está remodelando una casa que compró y tiene dos ingenieros residentes en la obra, como si de una torre financiera o un gran hospital se tratara. Tanto poder económico desde la condición de militar o de funcionario público me convence que para “castas” los rojos…
Luego, para los que no conocen Caracas les cuento que las urbanizaciones de la “burguesía apátrida” son de la "casta"… El Country Club es ya “barrio adentro” pero por supuesto con un derroche y una ostentación que me vuelve a convencer que comunista que se respeta roba… Me cuentan de un duro opositor al que un chavista le fue a comprar su vetusta mansión allí y, firme y con conciencia de clase, le dijo que no… El robolucionario le fue subiendo y subiendo la oferta hasta que le llegó al precio de su linaje y además le permitió descubrir que un negoción en esta Venezuela arrasada por la peste roja es comprar viejas casas de la oligarquía, remodelarlas y vendérselas a estos pillos ávidos de complacer el deseo de mostrar su riqueza fácil e inconmensurable.
En esa “onda” está el primo del Rafael Ramírez, Mr. PDVSA. Se llama Diego Salazar Carreño, alias el “Rojo de Oro”. Es una prueba de la movilidad social de la "casta", ya que el ricacho es hijo de un guerrillero y poeta pobretón de los años 60. Leo que “Dieguito” “pasó de vendedor de pólizas de seguro a ser uno de los hombres más ricos de Venezuela gracias a su poderoso pariente, quien le otorgó el multimillonario contrato de los seguros y reaseguros de PDVSA. Va de vacaciones a Dubái, a donde se traslada en su avión con mucamas, chefs y escoltas. Tiene mansiones en Estados Unidos y Europa. En Caracas adquirió un lujoso piso en la urbanización Campo Alegre, pero como le resultaba pequeño, compró todo el edificio”.
Algo similar me cuentan que ha hecho Pedro Fritz Morejón Carrillo, exparlamentario del PSUV, exministro para la Economía Popular, expresidente del Instituto Nacional de Capacitación y Educación Socialista (Inces) y exministro de Turismo… Dicen que lo de él es el bajo perfil pero alto derroche… Me cuentan vecinos de la bonita y exclusiva Urbanización Sebucán de Caracas que no se conformó con comprar un buen apartamento. Se compró todo el edificio, y fiel a su estirpe: de ladrillos rojos. Lo está remodelando y más de 60 obreros con franelas de PDVSA lo están convirtiendo en algo de película: mármoles, piscina, sauna, gimnasio, en fin, un búnker en lo que fue una tranquila zona.
Y me ocupo de la inquisidora Tania Díaz que ha levantado un muro en su casa burguesa porque quiere privacidad y sobre todo seguridad para su perrita de raza, que es parte de sus signos exteriores del estatus… Pero realmente más importante es contarles del “Whiskazo”. Viene con las Navidades rojas y copia al “Dakazo” con el cual aturdieron a un pueblo convertido en mendicante y cuya máxima aspiración es saquear o desvalijar -como dice la psicóloga Jazmin Sambrano- de neveras, lavadoras “y todo tipo de ladrillos esas tiendas y con ello conformar el cerebro mal equipado”. Para esos cerebros aturdidos han preparado el “Whiskazo” y el “Vinazo” y esto consiste en traer a un país donde no hay medicinas ni comida, cargamentos inmensos de Whisky Los Monjes -quizá buscando un halo de religiosidad- y vender las botellas a un precio subsidiado por este Estado forajido. ¡Ah! y que por cierto lo embotellarán los catoliquísimos destileros del ron, que nada tienen que ver con Santa Teresa de Jesús… ¡Sendo guiso mis lectores! Pero, además, una jugada maestra para -con los vapores del alcohol- distraer a esos cuyo crujir de tripas por hambre ameniza sus largas colas y sus desesperanzadas y peligrosas noches…
¡Cómo los conoce el senador norteamericano Marco Rubio! Por eso denuncia y denuncia que “casi todos los gobernantes actuales de Venezuela son corruptos” y que es necesario que el mundo, empezando por Estados Unidos, les castigue.
A los españoles les recuerdo lo dicho por Felipe González sobre Podemos: "La alternativa bolivariana sería una catástrofe".
Ver: La Casta Roja Parte I
Eleonora Bruzual
La Casta Roja (Parte II)
Diario Las Américas. Miami, 12 de noviembre de 2014