FERNANDO MIRES
Polis. El Blog de Fernando Mires. 2 de mayo de 2014
La MUD (Mesa de la Unidad
Democrática) es un frente político que agrupa y coordina a la mayoría de los
partidos y asociaciones no chavistas de Venezuela. Esa es la razón por la cual
la MUD se ha convertido en modelo para oposiciones que en otros países de la
región enfrentan a gobiernos de tendencias autocráticas y personalistas.
A diferencia de organizaciones
y movimientos populistas, la MUD no disuelve sus diferencias alrededor de un
significante difuso como es un líder mágico. Por el contrario, se trata de una
asociación que no solo mantiene sus inequivalencias (Laclau) sino, además, las
hace públicas. A diferencias del chavismo, que se rige por la lógica de una
supuesta unidad sin diferencias, la MUD se rige por la lógica de la unidad en
las diferencias. La disimilitud es notable: si el chavismo hiciera pública sus
diferencias, se termina el chavismo. Si la MUD no hace públicas sus diferencias,
se termina la MUD.
Si para entender a la MUD
tuviéramos que hacer una tipología de coaliciones unitarias, podríamos
distinguir tres grupos
- La coalición populista
propiamente tal cuyas magnas expresiones en la historia latinoamericana han sido
el peronismo y el chavismo.
- Las coaliciones
electorales que agrupan a diversos partidos y grupos (Nueva Mayoría en Chile,
Frente Amplio en Uruguay)
- Los frentes de
agrupación democrática no solo electorales de los cuales el más notorio es la
MUD
¿Qué diferencia hay entre un
frente democrático y una coalición electoral?
La coalición electoral
persigue dos objetivos: ganar elecciones y formar gobierno. Un frente
democrático también intenta ganar elecciones y formar gobierno, pero su objetivo
principal es unir a la oposición frente a un sistema político que intenta
suprimirla.
En otras palabras, un frente
democrático intenta construir una oposición cuyo objetivo es evitar que una
dictadura parcial se convierta en dictadura total. Ese es el rol –defensivo y no
ofensivo- que juega la MUD. Eso no quiere decir que la MUD deba renunciar a la
ofensiva si las condiciones lo determinan. Pero esas condiciones, después de que
la MUD fuera derrotada en las elecciones municipales de 2013 -aun pese a la
profunda crisis económica desatada por el régimen- no se han dado todavía.
Un frente democrático como la
MUD es el reflejo institucional de tendencias que predominan al exterior del
sistema de dominación chavista. Así como en los Frentes Populares europeos de
fines de los años treinta coexistían todos los sectores opuestos al fascismo,
desde monárquicos a comunistas, en la MUD también coexisten diferentes
tendencias. Sin embargo, predominan las de centro-izquierda.
Cuatro partidos de la MUD son
miembros de la Internacional Socialista. De centro-izquierda es también el
programa de la MUD. De centro-izquierda ha sido el discurso electoral de
Henrique Capriles. Leopoldo López, antes de ser llevado a prisión, declaró ser
socialdemócrata. Incluso M. C. Machado levantó durante las primarias la consigna
(socialdemócrata) del “capitalismo popular”. Cabe agregar que ni López ni M. C.
Machado han cuestionado al programa de la MUD. Si hay diferencias, estas no son
programáticas ni tampoco ideológicas. ¿Son estratégicas?, ¿son tácticas?, ¿son
personales? Tal vez hay un poco de todo eso.
En todo caso, cuando López/
Machado plantearon “la salida”, no fue una salida de la MUD. Eso está
claro.
De tal modo, estar en contra
de la MUD es estar en contra del espectro político no chavista de Venezuela.
Como escribió un analista, si la MUD es destruida y después surge una nueva
organización unitaria, esta tendría que ser igual a la MUD. Esa es la razón por
la cual en Venezuela no habrá ninguna salida política sin, fuera, o más allá de
la MUD. La MUD es el espejo de la oposición política venezolana, con todos sus
defectos y con todas sus virtudes.
Por supuesto, la MUD no
controla toda la realidad política. Los estudiantes, como en otros países,
realizan movilizaciones de acuerdo a lógicas muy propias. Pero la MUD está
obligada a interpretar la realidad política de acuerdo a diversas
constelaciones; y no todas siguen el ritmo del movimiento estudiantil. Por lo
tanto debe llevar a cabo tareas no espectaculares aunque muy importantes,
incluyendo la interlocución con el enemigo político. Sin diálogo no hay
política.
Si los estudiantes adaptaran
sus movilizaciones a la lógica de la MUD, sería un error. Pero si la MUD
adaptara su política a la lógica de los estudiantes, sería una
locura.
Más allá de eventuales
errores, la MUD ha sido fiel a lo que es la oposición en su conjunto. Frente a
un régimen antipolítico trata de salvaguardar la política como medio de
comunicación. Frente a un gobierno militarista que dispara en contra de
manifestantes desarmados y usa a presos políticos como rehenes, exige la
disolución del para-militarismo y la amnistía general. Si se trata de
neutralizar a los sectores más violentos (cabellistas) o golpistas del chavismo,
acepta formar parte de comisiones junto con el gobierno. Y si hay que impulsar
movilizaciones sociales, también lo ha hecho.
Los caminos de la MUD no son
épicos y en periodos no electorales no entusiasman demasiado. Eso explica por
qué la MUD ha estado sometida a una crítica implacable de parte de grupos
anti-políticos. Hay, en efecto, un sector opositor cuyo acceso a la prensa es
inversamente proporcional a su peso político real. Son personas que han
convertido a la MUD (y a Capriles) y no al chavismo en enemigo principal. La
mayoría sufre de alucinaciones apocalípticas. Imaginan que la salida a la crisis
ocurrirá como consecuencia de un levantamiento heroico de lo que ellos llaman
“sociedad civil”. El ejército iluminado por la verdad se pasará en masa al campo
antichavista. Maduro buscará refugio en La Habana. Cabello será llevado a La
Haya. Y los “colaboracionistas” (Aveledo, Borges, Capriles, Falcón, entre otros)
sobrepasados por la historia, pedirán perdón a los gloriosos héroes que después
de la sangre derramada gobernarán para siempre a la nación.
Siento defraudarlos, pero esas
visiones ocurren solo en películas de muy mala calidad. Y si de todas maneras
llega el momento de celebrar un triunfo, este será el resultado del trabajo
arduo, a veces gris de la MUD. Pues, como decía Max Weber, hacer política
significa “perforar a duras maderas con pasión y con paciencia”.