Todo un cambio cultural se produjo durante los últimos 15 años. No se trata del hombre nuevo que tanto aclamaba el Che Guevara ni del ser especial que pronosticara para estos tiempos el finado Hugo Chávez. No. Lo que ha generado esta revolución es un cambio profundo en una sociedad que ya venía malita, pero que ahora está realmente descompuesta. El socialismo del siglo XXI, de la mano de los hermanitos criminales del Caribe, Raúl y Fidel Castro, tejió una sociedad de choros, de tramposos, de vivos en el peor sentido.
La cosa va desde lo macro hasta el mínimo acto de raterismo. Prácticamente toda Venezuela anda buscando a ver a quién le tumba unos reales. La excepción de la Venezuela decente está a ojos vista, pero también cae. El que no anda fregando a alguien se colea en la filas para comprar comida o siempre intenta meter el carro por el hombrillo para ganarle a los tontos que hacen cola. Para todos los gustos.
Veamos algunos ejemplos de la vida real, sin ánimo de hacer apología. Muy por el contrario. 20 mil bolívares cuesta sacar un pasaporte en cinco días en estos tiempos en que no hay. Un paquete de un kilo de harina PAN comprado a los buhoneros en plena avenida Fuerzas Armadas de Caracas cuesta entre 60 y 70 bolívares cuando está regulado en 7,50 y fuera de Gaceta, pero permitido extraoficialmente hasta 22 bolívares. ¿Y quiénes ganan producto de la escasez? Los militares y los buhoneros. Allí está el mercado negro de casi todos los alimentos que se venden en las calles. Para conseguir un carro nuevo en menos de seis meses hay que pagar 50 mil bolívares. Un contrato con el Gobierno implica una comisión para el funcionario otorgante que oscila entre 20 y 30%. Hasta 2.000 bolívares pagan los transportistas de carga para que la Guardia Nacional los deje circular en paz por las carreteras. 200 bolívares cuesta que un funcionario de Tránsito o Policial tumbe una infracción simple. 2.000 cuesta que la Guardia Nacional traslade a un preso a un acto formal en tribunales. Con 500 bolívares adicionales consigue la batería que necesita. Todo el mundo sabe que en Quinta Crespo está la mafia más poderosa en la reventa a mayor precio de productos regulados y desaparecidos. En las carnicerías todo el mundo paga con sobreprecio a escondidas para poder abastecerse de carne. Hasta el 20% cobran por asignación de divisas. A 70 bolívares está el dólar en el mercado negro. Ni hablar de lo que puede costar comprar una sentencia en un tribunal o la libertad de algún secuestrado por las mismas policías. Hasta 300 bolívares se paga para que otra persona te haga una cola en algún despacho público como Identificación o registros.
Así, por encimita, viven los venezolanos. Es socialismo del siglo XXI.
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De la corrupción al raterismo
Elides J. Rojas
El Universal. Caracas, 7 de mayo de 2014