Yo me pregunto por qué esa misma gente no expresa su indignación por los asesinatos de los seres humanos y se va a armar (aunque sea un escándalo) en la Fiscalía, el Tribunal Supremo de “Justicia”, el CICPC, la Polícía Nacional Bolivariana, el Ministerio del Interior, “Justicia y Paz” o ante cualquier otro organismo que tenga que ver con la seguridad pública.
Cuando pienso que nada de lo que suceda en Venezuela puede inmutar mi capacidad de asombro, algo pasa que me deja con los ojos claros y sin vista. Esta semana, las redes sociales prácticamente colapsaron con las quejas, comentarios airados y la indignación de personas amantes de las mascotas que reclamaban la muerte de una poodle llamada Cotufa en un centro veterinario en La Castellana. No estoy en contra de que se defienda y proteja a las mascotas –yo tengo mascotas en mi casa- pero no puedo entender que la muerte de una mascota genere más conmoción que los asesinatos, esa misma semana, de varios compatriotas.
¡Había gente tan enfurecida, que estaba dispuesta a “ir a incendiar la tienda de mascotas donde murió la perrita”!. Yo me pregunto por qué esa misma gente no expresa su indignación por los asesinatos de los seres humanos y se va a armar (aunque sea un escándalo) en la Fiscalía, el Tribunal Supremo de “Justicia”, el CICPC, la Polícía Nacional Bolivariana, el Ministerio del Interior, “Justicia y Paz” o ante cualquier otro organismo que tenga que ver con la seguridad pública. Pero no, parece que lo de la mascota es más importante que las vidas humanas, y ahí sí que me agarran fuera de base, porque con toda la simpatía o el cariño que me pueda suscitar un animal, jamás se equipara a una vida humana. ¿Qué nos pasa?… ¿Es que estamos enfermos?…
El régimen también me sorprendió inaugurando el 19 de mayo pasado, por iniciativa de Nicolás Maduro, un CVI, Centro Veterinario Integral, dotado de los equipos más modernos para atender a perros y gatos. “El CVI tipo 2 cuenta con servicios de consulta, cirugía, vacunación, esterilizaciones, imagenología y laboratorio”. La Directora General de la Fundación Misión Nevado, Maigualida Vargas, declaró el día de la inauguración que “nos encontramos muy agradecidos con el presidente Maduro por la creación de esta muy solidaria misión con los más desprotegidos, que son nuestros perros y gatos, especialmente los que se encuentran en situación de calle”.
Cabe recordar que el Hospital de Niños se declaró en emergencia apenas en marzo pasado, por el colapso de diez unidades quirúrgicas, que hay miles de pacientes oncológicos que no han recibido tratamientos, entre ellos niños del mismo JM de los Ríos, que hace una semana tuvo que cerrar el servicio de quimioterapia, que cientos de miles de personas tienen que pedir sus remedios por Twitter o Facebook porque no se consiguen, que otras tantas cirugías han tenido que suspenderse porque no hay catéteres, ni prótesis, en ocasiones ni siquiera anestesia. ¿Cómo entonces el gobierno inaugura con bombos y platillos un centro de atención para “los más desprotegidos”, que según ellos son los perros y los gatos y no los ciudadanos venezolanos que no tienen dólares para traerse del exterior los insumos quirúrgicos y remedios que necesitan.
De manera que si usted se encuentra en una emergencia clínica, mejor vaya a un CVI que a un hospital. Y es que Venezuela ya no es un país. Porque un país donde los animales cuentan con centros de atención bien dotados, mientras que en sus hospitales la gente muere de mengua, un país donde se defienden con mayor ahínco los animales que los humanos, no es un país. Es un perro país.
Carolina Jaimes Branger
La perra Cotufa, el perro país
El estímulo. Caracas, 26 de mayo de 2015