La mayoría chavista dio ayer el primer paso para promulgar una Ley Habilitante que otorgue al presidente Nicolás Maduro poderes especiales. La excusa en esta ocasión es la supuesta injerencia de Estados Unidos en los asuntos internos de Venezuela y el Ejecutivo quiere reservarse el derecho de legislar medidas especiales para defender a sus ciudadanos de la presunta amenaza del “Imperio”.
Para alguien que conozca mínimamente la política exterior de los Estados en los últimos años puede parecer una broma que un país de América Latina organice esta trama sobre una presunto ataque orquestado desde Washington. Hace tiempo que las preocupaciones de la Casa Blanca miran hacia otros países y continentes muy alejados geográficamente de Venezuela. Como muestra recordar que en la última campaña presidencial en la que se enfrentaron Barack Obama y Mitt Romney apenas hubo una mención a Latinoamérica, en concreto sobre el flujo de inmigrantes desde México.
A pesar de las sanciones contra funcionarios chavistas, Venezuela no está entre las prioridades de Obama y Maduro lo sabe perfectamente. Por eso tiene razón la oposición cuando denuncian que la verdadera intención de la promulgación de la Ley Habilitante es seguir persiguiendo a la oposición a sangre y fuego.
Después de acosar, agredir, encarcelar y encarcelas en procesos sin las mínimas garantías a los opositores al chavismo, es aterrador pensar qué nuevas tretas y simulacros legales bajo apariencia democrática piensan desarrollar Maduro y Cabello para mantenerse en el poder.
Cada vez quedan menos dudas de que el régimen chavista mantiene una ficción democrática que oculta una dictadura al uso. Lo único que han cambiado son las casacas militares que se han convertido en camisas rojas
Diario Las Américas
Editorial
La farsa habilitante
Diario Las Américas. Miami, 12 de marzo de 2015
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