Cuando tenía veintipoquísimos años, asistí en Chile al hiperizquierdista “Encuentro latino-norteamericano de solidaridad con Vietnam, Laos y Camboya”, allí estábamos jóvenes de izquierda de Latinoamérica, al lado de la delegación norteamericana encabezada por aquella legendaria mujer llamada Angela Davis. Se celebraba en el país austral el primer aniversario del triunfo de la Unidad Popular y Allende estaba en el cenit de su popularidad. Sin embargo, comenzaban los negros nubarrones de la conspiración nacional e internacional contra su gobierno. Todos lo veíamos… menos los chilenos.
En aquellas celebraciones triunfalistas, cuando los demás mortales les hablábamos a los compañeros chilenos de la eventualidad de un golpe de Estado de derecha, nos respondían con su acento y dejo casi susurrante: “Compañeritos, Chile es distinto, aquí nuestras Fuerzas Armadas son institucionales” y, acto seguido, seguían con su vocinglería ultraizquierdista pidiendo armas para obreros y campesinos, arremetiendo contra las propiedades agrícolas, azuzando a los partidos de izquierda a la radicalización; el mismísimo partido principal del gobierno, el Partido Socialista con Altamirano a la cabeza, acusaba a Allende de blandengue y llevaron invitado a Fidel Castro, a pasar ¡más de un mes! recorriendo todo Chile, para radicalizar al gobierno. Resultado: todos lo conocemos. ¿Remember Pinochet?
¿A qué viene el cuento chileno, presidente Maduro? Ya se lo digo. Todos aquellos radicales de izquierda que llamaban timorato a Allende, al sonar el primer disparo pusieron pies en polvorosa; en cambio, el presidente “timorato” se quedó resistiendo, entregando su vida más no la dignidad, a sus verdugos. Ahora bien, quienes adversaban a Allende, desde la acera democrática y los partidarios del régimen que no huyeron, comenzaron un diálogo, ahora sí, en la cárcel a la que fueron sometidos todos quienes habían sido incapaces, como usted, de sostenerlo en la legalidad y desde posiciones de poder.
La peligrosa cuesta por donde usted anda desmandado, presidente Maduro, al poner preso a Leopoldo López, Antonio Ledezma, desaforando a María Corina, amenazando a Julio Borges, haciendo exiliar a Gustavo Tarre, comienza a ser torpemente imitado aguas abajo por sus inefables partidarios, como la Asociación de Alcaldes bolivarianos de Carabobo, quienes amenazan con iniciarle juicio al secretario general de AD en esa entidad, por no creer en el manido cuento del golpe de Estado.
Presidente, a usted no le habrá pasado por su mente, no se ha preguntado, si poniendo preso a todos sus opositores democráticos ¿no estará desbrozándole el camino a los gorilas que usted sabe existen en las Fuerzas Armadas para dar el paso, que aún no se atreven, pero que seguramente les pasa por la cabeza?
Por ese camino, presidente, el diálogo al que se resiste su gobierno puede que ocurra en las mismísimas ergástulas que hoy encierran a la oposición democrática cuando la plana mayor del PSUV se encuentre en el mismo calabozo con López y Ledezma.
Que no venga Unasur a plantear un diálogo con nuestros líderes presos, es preferible que usted dialogue primero con los presos o suéltelos. Así sí se podría reanudar el diálogo… con todos nosotros y ustedes en libertad… por ahora.
Antonio Ecarri Bolívar
Maduro, ¿el diálogo será en Ramo Verde?
El Nacional. Caracas, 27 de febrero de 2015