¿Se imaginan si en las próximas elecciones, las que vienen en el 2015 para elegir a los diputados de la Asamblea, la mayoría descontenta, esos millones de ciudadano que en los últimos comicios apoyaron a Capriles -más los que pueden haber ido sumándose en el camino- votaran NULO? Así como leen: ¡NULO!
A propósito de mi artículo de la semana pasada, recibí muchos comentarios de lectores exhortándome a expresar mi propuesta para salir de nuestra situación actual; ideas, por cierto, que he expresado en otras oportunidades; pero que de nuevo traigo a colación, a petición de quienes quizá no las conocen. Para nadie es un secreto que somos, lamentablemente, un país polarizado; más sin embargo, en los últimos tiempos, ha ido incrementándose el descontento de ambos sectores. He repetido muchas veces que cuando esto ocurre, es la hora de darle paso a otros líderes –y a otras gentes- que logren capitalizar ese desgaste y ofrecer una tercera vía, capaz de romper con el gobierno y también con la dirigencia opositora.
Pero, además, en el documento que escribió mi amiga, la doctora Adriana Vigilanza, y al cual también hice referencia la semana pasada, ella proponía algo que me parece sensato, sobre todo en las condiciones actuales. Y la cito textualmente: “(…) la única ‘acción democrática’ que nos queda, ante un escenario donde no haya igualdad de condiciones electorales para la victoria, parecería ser un voto activo, pero NULO. Si somos millones los votos nulos, le demostraremos al planeta complaciente con el régimen -aún hoy cuando importamos petróleo- la gran farsa que existe en Venezuela, donde estamos entrampados entre un régimen inconstitucional e ilegítimo y una oposición que, queriéndolo o no, le hace el juego, al no exigir condiciones para que haya auténtica posibilidad de elegir. Ilegítimos también serán quienes sigan insistiendo en repartirse ‘cuotas de poder’ cuando hoy Venezuela es sólo una jungla donde la única ley que opera es la del más fuerte”.
Y esa es también la opción hacia la que me inclino; con la que pretendo, incluso, ir más allá. Y ya verán cómo. Vota NULO es una propuesta para que la gente proteste, sin dejar de ir a votar. Votar NULO es protestar pacífica, cívica, democrática y constitucionalmente. ¿Se imaginan que en unas elecciones de un país, el 80% de los electores se manifieste votando NULO? Sería una manifestación pública, notoria e inocultable de una mayoría respetable diciéndole a los que gobiernan que se vayan y a los que fungen como directores (secuestradores) de la oposición que también se larguen. Porque ¿hasta cuándo los que se autoproclaman representantes de la oposición y el gobierno van a seguir jugando con la ingenuidad de los venezolanos? ¿Hasta cuándo los venezolanos vamos a seguir votando con la premisa de que nada detendrá la avalancha de votos que revertirá los resultados electorales favorables al gobierno? Nuestros votos anteriores, contabilizados por un CNE adepto y sumiso al régimen, no han logrado lo que anhelamos: un cambio en la conducción de la Nación. Porque hay un aspecto clave en todo esto: los dueños de la MUD, herederos de la Coordinadora Democrática, han aceptado siempre ese sistema mayoritario que impuso el desgobierno y que termina favoreciéndolo. A la MUD le interesa sólo nuestro voto, no nuestra opinión; porque la Mesa de la Unidad favorece al régimen. Está cogobernando con el gobierno. La MUD quiere mantener sus espacios y sólo llevándonos como borregos a unas elecciones -con el mismo REP viciado de siempre, con las mismas máquinas de Smartmatic, organizadas por el CNE y custodiadas por militares, ambos abiertamente chavistas y revolucionarios; por citar tan sólo algunas de las muchas barreras que encontramos a la hora de votar- logrará preservarlos.
Debemos recordar que en nuestro sistema no existe la proporcionalidad. Por lo tanto, los grupos minoritarios, con estas condiciones actuales, siempre quedarán excluidos. La representación sólo se la dan a los dos primeros. El sistema electoral no permitirá nunca que los grupos minoritarios tengan voz, una voz que sí tendrían si logramos la proporcionalidad, la cual evitaría las diferencias abismales de las que ya hemos sido testigos.
Insisto entonces: votemos; pero, votemos NULO. La sociedad civil, que no está representada o no se siente representada, debe cohesionarse y formar un mega partido político. Un partido político que se llame N.U.L.O: Nacionalismo, Unidad, Libertad y Organización. Atributos que todos pedimos a gritos; pero de manera genuina y auténtica: que se sienta de forma palpitante su accionar. Resulta extremadamente evidente que los líderes que están bajo el paraguas de la MUD, y que se arropan con la bandera de la oposición venezolana, no están a la más mínima altura de lo que se requiere para ofrecer paz, bienestar y progreso a la mayoría de los venezolanos. Qué sí lo lograría N.U.L.O: NACIONALISMO, UNIDAD, LIBERTAD Y ORGANIZACIÓN.
Son muchas las exigencias que, como sociedad civil organizada, debemos hacer para poder participar en comicios: ¿Por qué debemos permitir que los militares custodien unas elecciones que son un acto netamente civil? ¿Quién puede confiar en el plan República como salvaguarda de unos votos que son expresados por civiles? Eso por tan sólo mencionar dos de las muchas condiciones que deben modificarse para que podamos ejercer nuestro derecho con la certeza de que será respetada nuestra voluntad.
Fundemos N.U.L.O porque los venezolanos estamos hartos: ¡estamos hasta la coronilla! Además, podemos organizarnos en partidos políticos. La Constitución nos otorga ese derecho. Así que, amigo lector, ya sabes: ¡Vota N.U.L.O! Y los reto para que terminen la frase: Vota N.U.L.O, para que le des una patada a los que no sirven por ese C…
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José Domingo Blanco (Mingo)
Vota N.U.L.O
La Patilla. 20 de noviembre de 2014