miércoles, 29 de octubre de 2014

Eleonora Bruzual: Cotidianidad del delito rojo

Desde que Chávez a sangre y fuego se hizo conocido tenemos 22 años viendo a una banda de sociópatas cometer todo tipo de delitos. Aquel 4 de febrero de 1992 mostró quien era… Hugo Chávez traicionó el juramento militar, ensangrentó Venezuela y echó a correr a un museo militar -que con los años sería su tumba- para no ponerse en riesgo. Él y sus compinches contaron con la complicidad y la amoralidad de muchos seudo demócratas que por mezquinos resentimientos querían derrotar a un presidente legítimo y montar a un milico ambicioso al que pensaban manejable. El milico les resultó respondón y como dicen los cubanos “viró” hacia el Caribe y en la mazmorra castrista consiguió unos amos que le garantizaron “educación y métodos” para eternizarse como ellos en el poder, a cambio de los recursos de una Venezuela petrolera que habían ambicionado siempre.
Desde ese tiempo me atrevo a asegurar que el delito pasó a ser algo subjetivo y lo que se le criticó a transgresores de la época democrática se le obvió a estos zánganos… Décadas hablando de "pitiyankis", pero no se critica la entrega a unos chulos cubanos que invadieron el país y se convirtieron en los amos tanto de Chávez como de todo el pueblo.
Recuerdo el escándalo de las “colitas” de PDVSA en la época que en la industria petrolera y en el Ministerio de Minas estaban Luis Giusti, Erwin Arrieta, Evanán Romero… Para los que no conocen nuestros modismos les digo que una “colita” es la práctica realizada por viajeros que buscan transporte de manera gratuita. Pues antes del arribo del choro intergaláctico, se dio un escándalo por esa razón que correspondía a un delito tipificado en las leyes de la república, como “peculado de uso” y que aún hoy acarrea pena de prisión.
El mismo delito que cometieron hace unos meses trayendo en un avión de la estatal petrolera PDVSA a Hugo Carvajal alias “El Pollo” indiciado por gobiernos extranjeros en delitos graves, declarado “persona no grata” por el reino de Holanda y mandado a buscar con honores a Aruba  en el Lear 45 siglas YV-2738 perteneciente a la mencionada empresa… Ahora, una nueva “colita” acapara titulares. Es la que le dieron a la suegra de Elías Jaua gran capo rojo y a la niñera de sus hijos hasta Sao Paulo Brasil y de la que nos enteramos porque “La mano que mece la cuna” de esas criaturitas en vez de sonajeros y peluches porta una pistola Smith & Wesson, razón de la detención de la empleada de nombre Jeanette Del Carmen Anza. Y se dice que la esposa de Jaua, ese que pide cuentas al líder opositor Henrique Capriles hasta por el papel higiénico que usa, fue ingresada en el hospital sirio-libanés de Sao Paulo famosa institución médica y por tal razón busca traslados gratis para ahorrarse unos realitos, no importa si cometiendo transgresiones.
Rasgos del fenotipo castrochavista los encontramos también en este otro delito –porque lo es- que aún nadie denuncia ni ocupa titulares pero ya está impuesto. Les cuento: en el Banco de Venezuela, un banco con una historia de más de 124 años y que la marabunta roja en esa danza de millones con los recursos de un país secuestrado engulló también, exigen a los ciudadanos que tenemos cuentas a bajarse a sus computadoras y tabletas un software como condición obligada para poder tener acceso a su banca online.
¿Se imaginan ustedes que yo, periodista y columnista del área política y activa opositora de esta neotiranía castrochavista instale ese programa en mis equipos? Que torpe abra mi información completa a unos esbirros cubanos de los llamados “Ramiritos” del tristemente conocido “charco de sangre” (Ramiro Valdés) que están en todas partes. Que no denuncie -como lo estoy haciendo- que esos militares traidores a la patria ahora convertidos en “banqueros” nos crean reclutas y nos ordenen obediencia ciega…
A través de esta tribuna de libertad que me da el DIARIO LAS AMÉRICAS le participo a un militar y chavista presidente de banco y cuya credencial es que participó en el intento de golpe de Estado contra el presidente Carlos Andrés Pérez, en febrero de 1992, y que posiblemente no califica ni para vigilante de agencia, que no seré yo quien le permita a él y a los invasores castristas montarme lo que no es caballo sino “Burro de Troya” en mis equipos. Le participo general Rodolfo Clemente Marco Torres que como aquel simpático personaje de un comercial de un verdadero banco acosado y quebrado por esta banda ¡Yo no tengo un pelo de tonta! y sí que estoy harta de un atajo de vivarachos sin moral ni freno en el poder.

Eleonora Bruzual
Cotidianidad del delito rojo
Diario Las Américas. Miami, 29 de octubre de 2014